Después de cenar a las 7 de la tarde con un calor que hacia justicia en el cielo y de nuevo sin una nube en el cielo, me fui al camping donde por la mañana habia dejado las cosas y me meti en la tienda y el sueño llego muy pronto, ya que la paliza de kilometros habia sido bastante considerable. Por eso me quede dormido dentro de la tienda con aun el sol en la parte mas diagonal de la tarde que se iba yendo y que aun queria quedarse un ratito mas observando la belleza de los lagos.
Dormí muy bien y cada vez que dormia en algun camping, el sol si era potente me despertaba casi al amanecer, pero me hacia que iniciara la marcha mas pronto de lo previsto, aunque siempre y todas las noches dormia mas de las horas normales, ya que me acostaba a la hora europea y teniendo como ultimo sabor del dia una cerveza de exquisito sabor croata.
Y así fue, sali de los lagos como a las 9 de la mañana, despues de desmontar la tienda de campaña y meter todo en el coche, me dispuse a llegar para la hora de comer a la adriática ciudad de Zadar, una ciudad, vieja conocida en los diarios de Cáceres, ya que su equipo de baloncesto jugo alli hace muchos muchos años.
Llegué exactamente sobre las 12 de la mañana despues de unas 3 horas de coche, en un trayecto facil, pero abrupto y con un paisaje muy seco y en los que se veia que en numerosas casas los ataques de la guerra eran considerables y que llamaban la atencion, mi atencion...hasta que baje un puerto con bastante desnivel y ya se divisaba una gran ria, que me supuse queera una entrada en al tierra del deseado Mar Adriatico. Desde que sali de Cáceres soñaba con encontrarme con el azul de ese mar, otro mar, para navegar, para naufragar o simplemente para pensar en que naufragar era una forma mas de vivir en el tedio de los kilometros recorridos pero con el destino del anhelo perseguido en el horizonte de mis limites que eran como el sufragio de lo que me faltaba por alcanzar.
Y alli Zadar, una ciudad pequeña, con el suelo enmarmolado, blanca, limpia en las calles , limpias sus aguas, pero sucio su puerto, un puerto desde donde partian, barcos hacia italia, y a donde llegaban barcos de multitud de lugares, unos tan cercanos, otros tan lejanos como la antigua europa que tan lejos percibia.
Como era una ciudad bastante pequeña, continue mi viaje hasta lo mas cerca de Split, sin llegar a dormir en la gigante ciudad croata ya que me seria mas dificil encontrar un hotel o un SOBE (los sobes eran habitaciones que se alquilaban y que en cada pueblo se podian ver con facilidad). En cada puerta de los pueblo o en sitios de carreteras era muy facil encontrar la palabra sobe. Y pare en un pueblo de mar, muuuuuuuuy tranquilo llamado Kastela en el que habia un camping y donde no me fue muy dificil poner mis huesos a dormir, no sin antes de tomar una suculenta cena, muy barata sentado en un velador y justo a un metro de mi velador, las apacibles aguas del Adriático, a lo lejos Split...gigante Split, pero mi deseo era la placides de ver como se iba el dia en el pescador pueblo de Kastela.
Como anecdota...y espero que no os riais, despues de cenar y despues de mi habitual paseo antes de dormir en donde me tomaba una cerveza(PIVO en croata) para acabar el dia, me pare ante la voz extraña de un hombre que iba diciendo "pensé" numeros. Bueno, al fin y al cabo, era un bingo en croata en el que era imposible ganar como podreis imaginar...esto son las cosas de los idiomas...y el croata os aseguro que no era nada facil, ni tan siquiera los numeros del 1 al 90. Os dejo fotos de este dia, de Zadar, de Kastela y de mi alma flotando en el Adriático.
